ALCOHOL Y SALUD, NO VAN JUNTOS El etanol, uno de los principales componentes de cualquier bebida alcohólica, afecta el sistema nervioso central, causa diferentes tipos de enfermedades, accidentes de tráfico, malos tratos y embarazos no deseados El 9,3% de los años potenciales de vida perdidos son atribuibles al consumo de alcohol El mensaje correcto debería ser “no bebas” según declara Ángel Velasco, Presidente de FARE Barcelona, 20 de noviembre -. En las últimas fechas están apareciendo diferentes informaciones en relación con supuestos beneficios del consumo de alcohol para la prevención de enfermedades como el cáncer, el alzheimer o efectos indeseados como la deshidratación. Sin embargo, el análisis de los datos de defunciones según la causa de muerte concluye todo lo contrario. Según el Sr. Ángel Velasco, Presidente de la Federación de Alcohólicos Rehabilitados de España (FARE), “Es una vergüenza que se lancen mensajes de este tipo a la opinión pública. Son mensajes que se apartan totalmente de la realidad. El alcohol perjudica gravemente la salud, causa accidentes de tráfico, malos tratos, embarazos no deseados, entre otros”. Y añade “Estos mensajes confunden a los jóvenes y les predisponen al consumo incontrolado de alcohol. El alcohol no es un producto de consumo, es una droga y los medios de comunicación deberían advertir de los peligros asociados”. Mortalidad y alcohol Lejos de observar que el alcohol puede tener efectos beneficiosos en la salud, el estudio “Mortalidad y mortalidad prematura relacionadas con el consumo de alcohol en España entre 1999 y 2004” publicado el mes pasado en Medicina Clínica, se encarga de confirmar lo contrario, alertando de que el consumo de alcohol es una causa importante en los fallecimientos registrados en nuestro país. En números absolutos, el estudio afirma que el porcentaje de mortalidad atribuible al consumo de alcohol fue del 2,1%. Entre los procesos crónicos, dos de cada tres muertes por causas crónicas relacionadas con el consumo de alcohol se debieron a enfermedades del sistema digestivo, y especialmente los procesos cirróticos. Entre los procesos agudos, los accidentes no intencionales, y en particular los accidentes de tráfico (con el 15% del total de muertes atribuibles al alcohol) fueron la principal causa de mortalidad. Igualmente, uno de los objetivos del trabajo se centraba en evaluar los efectos del alcohol como causa de mortalidad prematura y los resultados no dejan lugar a la duda. Así, los autores del trabajo aseguran que “el 9,3% de los años potenciales de vida perdidos son atribuibles al alcohol, una cifra cercana a los índices por tabaquismo. “Los resultados muestran que el consumo de alcohol es una causa importante de mortalidad y ocasiona una alta mortalidad prematura, y que su posible ‘beneficio’ sobre la mortalidad es ínfimo comparado con el daño que produce”, resume el estudio. De las 51.351 muertes atribuibles al consumo de alcohol que se produjeron en España durante el periodo estudiado, sólo en 17 casos se observa un “retraso” de la mortalidad frente a 51.368 muertes ocasionadas por el consumo de alcohol. Rendimiento físico y alcohol Se han realizado distintos estudios en relación con los efectos del alcohol y el rendimiento físico en humanos y uno de los más recientes corresponde al American College of Sports Medicine, que determinó que el consumo agudo de alcohol ejerce un efecto negativo sobre la psicomotricidad, como tiempo de reacción, coordinación de ojos y manos, la precisión, el balance y la coordinación. El trabajo añade que el alcohol puede disminuir la fuerza, la potencia, la tolerancia muscular local, la velocidad y la tolerancia cardiovascular. Además, concluye: “Se debe educar a deportistas, dirigentes, educadores, médicos, entrenadores, prensa, etc. para que sepan los efectos del consumo del alcohol sobre el rendimiento físico y a las alteraciones agudas y crónicas que se puedan producir”. El etanol (uno de los principales componentes de cualquier bebida alcohólica) afecta el sistema nervioso central, provocando euforia, desinhibición, mareos, disminución de la respuesta a los reflejos, somnolencia, alucinaciones, confusión etc. Según añade el estudio citado, el alcohol afecta al complejo de la dopamina en un primer estadio, provocando euforia y pérdida del miedo, único efecto que se podría considerar positivo para el deporte. Así pues, el consumo de alcohol mezclado con la práctica de ejercicio físico es una práctica muy desaconsejable después de entrenamientos y partidos. El alcohol favorece la deshidratación, e incluso en grado mínimo (pérdidas equivalentes a un 1% del peso corporal) puede tener un efecto negativo sobre el rendimiento. Los profesionales del deporte suelen restringir severamente el consumo de alcohol después de una actividad física, como bien expresa Esteban Vigo, antiguo jugador del F.C. Barcelona y actual entrenador del Xerez Deportivo. “Prohibimos a los jugadores el consumo de alcohol, incluida la cerveza, después de entrenamientos o partidos, y durante las concentraciones. Cualquier médico o nutricionista de un club profesional siempre aconsejará tal disposición”, asegura. En definitiva, a médicos, entrenadores, profesores, padres y demás agentes sociales, correspondería ejercer un rol preventivo para favorecer el desarrollo de acciones que promuevan un estilo de vida saludable e informar sobre todos los riesgos para la salud que conlleva el consumo de alcohol. Según Ángel Velasco, esto supone una difícil tarea ya que “hay que luchar contra los intereses económicos de la industria alcoholera, que intentan fomentar el consumo diario de alcohol. El mensaje correcto debería ser “no bebas”. Información para prensa: Victoria Palomo - IMPACCTA 93 5862814 – [email protected]