El debate económico y político de la Economía Creativa en América Latina, Asia y África Diana Marcela Rey* A propósito de la publicación del Observatorio Itaú Cultural de Brasil conozca más sobre la discusión de las industrias creativas en estas tres regiones. El libro Economía Creativa como estrategia de desarrollo: una visión de los países en desarrollo, publicado por el Observatorio Itaú Cultural, bajo la coordinación de Ana Carla Fonseca Reis; ofrece un excelente acercamiento al debate sobre esta rama de estudios de la cultura. Se trata de una recopilación de textos escritos por diferentes autores que se han encargado de investigar a las Industrias Protegidas por el Derecho de Autor, IPDA, en América Latina, África, Jamaica, India, China y el sudeste asiático. El documento publicado en el año 2008, inicia con una aproximación de Reis al estado del arte de la Economía Creativa, para establecer las diferencias teóricas de ésta con la línea defensora de las Industrias Culturales. En ese sentido, la investigadora brasileña, al igual que los otros autores del libro, se inscribe en dicha corriente con la intención de resaltar la importancia de la publicidad, la arquitectura, la artesanía, el diseño, la moda y el software en la generación de recursos para países en desarrollo. Llega afirmar así, que las Industrias Creativas a pesar de ser un concepto reciente, originado en Australia en el año 1994, no es sólo valioso en términos económicos, sino que a la vez, debe ser entendido como un conjunto de sectores económicos específicos orientados a la catalización y provisión de valores intangibles. Por lo tanto, la Economía Creativa permite analizar otras formas de organización de procesos, relaciones y dinámicas económicas de los sectores que trabajan con la creatividad como primicia. Reis siguiendo esta lógica, destaca la creciente capacidad de las Industrias Creativas para la promoción de clusters creativos, pues tal como lo viene demostrando diversos casos a los que la autora se refiere, la generación de riqueza depende de la capacidad de crear contenidos creativos, transformarlos en bienes y servicios bajo una marca y, encontrar la forma de distribuirlos en el mercado local y exterior. Además de señalar la pertinencia de pesquisar desde la escena de la Economía Creativa, Reis en su texto concuerda en tres puntos claves con los textos de los otros autores del libro. Primero, en la existencia de un debate preliminar durante la formulación de políticas públicas sobre la pertinencia de manejar el término Industrias Creativas para abarcar sectores de la economía que no se encuentran estimados dentro de las Industrias Culturales. Segundo, en la primacía de la creatividad como activo clave para el desarrollo económico, en contextos que debieron plantearse nuevos nichos de mercado para salir de crisis políticas y económicas o que tienen el reto de utilizar sus activos culturales para llegar a ser países de renta alta. Tercero, en la insuficiencia e inexistencia de estudios que den cuenta del impacto de la economía creativa en lo local. Para dar cuenta de una visión desde las organizaciones internacionales, el Observatorio Itaú Cultural incluye en el libro un articulo de Edna dos SantosDuisenberg, Directora del Programa de Economía e Industrias Creativas de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, UNCTAD (por su sigla en inglés). Quien en su artículo Economía Creativa: una opción de desarrollo viable? afirma que si a finales del siglo XX el paradigma fue la sociedad de la información, hoy nuestra dirección está dada por la Economía Creativa. Su posición la defiende sustentándose en los esfuerzos institucionales que emprenden estados como el Reino Unido y aludiendo a las limitadas cifras disponibles que arrojan los estudios económicos sobre el impacto de estas en el PIB. En ese orden de ideas, Dos Santos manifiesta que la UCTAD ha asumido la promoción de la Economía Creativa por su potencial de fomentar crecimiento económico, generar empleos, representar significativas exportaciones y promover la inclusión social, la diversidad cultural y el desarrollo humano. Por su parte, Máté Kovács enfocado más en el análisis de la agenda política que ha dado paso a su inclusión como eje de actuación del Estado, en su texto La Economía Creativa y la erradicación de la pobreza en África: principios y realidades presenta un panorama de la discusión en este continente sobre las posibilidades de desarrollo a partir de las IPDA. Toda vez que, como él lo aclara, en los diferentes manifiestos y declaraciones allí expedidos, el común denominador es la tendencia de ampliar el concepto de derechos de propiedad intelectual a los campos del conocimiento tradicional para lograr incorporar las nociones de folclor y patrimonio inmaterial. Por lo mismo, Kovács reitera la importancia de los estudios para conocer al mismo tiempo el impacto económico de la cultura en África y cuáles son los bienes y servicios culturales que deberían ser objeto de protección del derecho de autor, pues a la fecha hay un desconocimiento de la diversidad de la región. Además de la visión de África y Brasil, el aporte del mexicano Ernesto Piedras, México: Tecnología y cultura para un desarrollo integral, pone sobre la mesa cómo se ha adoptado este enfoque en América Latina, sin omitir que su discusión en esta parte del globo es todavía incipiente dado el predominio que se le ha dado a las Industrias Culturales en la formulación de políticas públicas y elaboración de diagnósticos. Igualmente, el autor logra sostener que hoy el principal reto es actuar sobre el abismo digital que se está generando, a través de la presentación de los casos de estudio emprendidos en América Latina: México, Argentina, Chile, Colombia y Perú, y llamando la atención en cómo el problema no radica en el acceso, sino en otros aspectos relacionados como la capacidad intelectual para interpretar los contenidos y apropiarse de estos. El panorama sobre América Latina se complementa con el acercamiento que hace Facundo Solanas en su artículo, La Economía Creativa y las posibilidades de desarrollo en Argentina. El argentino, al igual que su colega Piedras, se inclina por asumir el término Industria Cultural y expone los efectos positivos que en el terreno del cine y la música, le han dejado los bienes y servicios culturales a la ciudad de Buenos Aires. Su artículo ofrece por lo tanto, cifras reveladoras del impacto de las IPDA y es una buena base para quienes asumen a las Industrias Culturales como ejes del debate. Andrea M. Davis, por su parte en La Economía creativa como estrategia para el crecimiento y la generación de riqueza en Jamaica y en el Caribe, mostrará que en economías en desarrollo la generación de marcas claves son una salida a la diversidad de opciones de oferta que se presentan en el contexto internacional. Específicamente plantea cómo la Marca Jamaica ha logrado posicionarse por los bienes y servicios culturales que hay detrás de esta y a la vez, propone acciones a futuro para sus sostenibilidad, tales como la promoción de proyectos joint venture y de macrobranding. Una visión no muy lejana ofrece Sharada Ramanathan en La Economía Creativa como estrategia de desarrollo- la perspectiva de India. Ella se encarga de llamar la atención sobre el potencial que representa el grupo de los artesanos hindú para el desarrollo de áreas deprimidas, pues en su texto hace un claro diagnóstico del impacto que las industrias creativas generan sobre ciudades específicas del quinto país en la economía mundial. Así plantea los retos y dificultades a los que se ven expuestos el 25% de la población de este país, que identifica como el grupo que podría llegar a ocuparse de las labores artesanales. El texto de Ramanathan es sin duda un diagnostico revelador de un sector específico de la Economía Creativa y da luces sobre cómo afrontar el análisis del tema en otras regiones. Con el texto Tendencias actuales de la industria cultural china: introducción y reflexión, de Xiong Chengyu, el libro del observatorio da cuenta de los rápidos cambios políticos que se han afrontado en el gigante asiático para atender la demanda por la Economía Creativa. Resulta revelador que en tan pocos años, desde octubre de 2000, con la aprobación del Plan Quinquenal del Partido Comunista que estableció por primera vez la necesidad de fortalecer la construcción de un mercado cultural y fomentar las industrias creativas relacionadas, China haya no sólo puesto en ejecución una Guía nacional para el desarrollo cultural sino que tenga disponibles estadísticas culturales nacionales y por ciudades sobre el impacto de las IPDA. Todas efectuadas por el Instituto Nacional de Estadística y que en efecto, están elaboradas para ser suministro de las políticas públicas. Chengyu consigna así, varios casos de las investigaciones allí emprendidas y se dedica a exponerlos cuidadosamente. Finalmente, el libro del Observatorio ofrece un panorama completo de cómo está la discusión frente a las Industrias Creativas en el mundo, con la presentación del artículo Las industrias creativas: perspectivas de la región de Asia – Pacífico de Pernille Askerud. En este se hace un acercamiento a la creciente importancia de las IPDA en Corea, Singapur, Taiwan y Hong Kong. La autora se refiere en este a varios casos exitosos de construcción de distritos culturales para la reurbanización de grandes ciudades, como lo hace al referirse a los óptimos resultados en Shangai. Plantea además los diferentes estadios de desarrollo del sector en Bangladesh, Camboya, República Democrática Popular de Laos, Birmania, Nepal y Pakistán. Resulta notoria la afirmación que hace la autora sobre la defensa del principio de identidad, puesto que según ella, es un tema que ha copado la agenda de los países que menos impacto de las IPDA tienen en sus economías, al ver en la artesanía y el turismo cultural un potencial para impulsar a sus grupos sociales más pobres. El libro Economía Creativa como estrategia de desarrollo: una visión de los países en desarrollo se puede consultar en español, inglés y portugués en la página web del Observatorio. Datos interesantes Según Reis, la experiencia de Sao Paulo Fashion Week revela las ventajas de invertir en la promoción de la Economía Creativa, pues si antes Brasil exportaba 1Kg. de algodón, obtenía 1USD, mientras que hoy con la generación de un producto de moda, un 1Kg de una prenda exportada produce 80 USD y además, lograr el posicionamiento de los valores de Brasil en el exterior. Facundo Solas dice, con relación al impacto del sector en la capital argentina, que para el año 2004 la cinematografía representó, sólo en la ciudad, 106.000 empleos y 2,5 billones de dólares, es decir; el 4,3% de los empleos, mientras la industria discográfica generó 100 millones de dólares en ventas, en el 2005. Entre los datos revelados por Sharada Ramanatha, llama la atención que aunque en India hay un potencial de 50 millones de personas para ser empleadas por el sector artesanal, menos de 25 millones están empleadas y en su mayoría lo son en condiciones de subempleo. A pesar de lo cual, se trata de un grupo que representa el 2% del comercio mundial. De acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas de China, para el año 2004, las Industrias Culturales generaban 43,5 billones de dólares, correspondiendo al 2,15% del PIB. Había 346 mil unidades en la Industria Cultural, más de 362 mil empresas individuales y 9,96 millones de empleados culturales. Los cuales representaban el 1,3% del total de la mano de obra de China y el 3,8% de los profesionales que laboran en las áreas urbanas. Mientras que en 2006, se llegó a 62,4 billones de dólares en aportes al PIB, 11,32 millones de empleados, correspondiente al 4% de los trabajos urbanos. Una exportación de La industria creativa de Shangai creció durante el transcurso del año 2005, 54,9 billones de yuanes, correspondiendo al 6% del PIB de la ciudad. Asia es, según Askerud, la segunda mayor región exportadora de bienes y servicios culturales, con una participación que para el año 2002 representaba el 20, 6% del mercado mundial. * Asesora de ODAI