Facultad de Periodismo y Comunicación Social Nuevas sensibilidades en el escenario político. Juventudes, participación y agendas de discusión Pedro Nuñez (FLACSO/CONICET) En los últimos meses parte de la sociedad se mostró “sorprendida” ante una nueva “oleada” de participación juvenil que fue comparada con las existentes en otros momentos históricos. De formas paralela, un nuevo relato buscó hilvanar como parte de un mismo proceso político a diferentes hechos heterogéneos entre sí, tanto por los actores involucrados como por su fisonomía y las posibilidades de incidir en los procesos de toma de decisiones. Este diagnóstico nos muestra un collage de la participación política que se compone de las imágenes de jóvenes estudiantes reclamando mejoras edilicias en sus escuelas, la presencia juvenil en el funeral del ex presidente Kirchner, así como ocurrió antes con el de Alfonsín y en las marchas del 24 de marzo, su participación en las manifestaciones por el esclarecimiento del asesinato de un joven militante político, la conformación de agrupaciones que se presentan como “juveniles” hasta su asistencia durante la reciente visita del presidente de Venezuela a la Universidad de La Plata. Está claro que la misma enumeración de estos sucesos nos muestra una diversidad de actores presentes, un amplio abanico de condiciones socioeconómicas y etarias e, incluso, modos diferentes de analizar la actual coyuntura política. Aún así, todos parecemos convencidos de vivir una “oleada” de participación política juvenil. A riesgo de presentar un análisis esquemático y sin desconocer que existe un mayor interés por la cosa pública –compartida por las distintas generaciones- quisiera señalar tres cuestiones para leer el actual escenario político. En primer lugar, es posible observar que parecieramos atravesar una coyuntura política que interpela las sensibilidades políticas de las distintas cohortes etarias, cuestión a la que no son inmunes los jóvenes. Un “clima de época” -que algunos insisten en atribuir a la experiencia kirchnerista mientras otros hacen hincapié en la tarea de diversos colectivos- situá temas de agenda novedosos: la ley de servicios audiovisuales, el matrimonito igualitario, la asignación universal por hijo, la disputa con algunas corporaciones, el incremento del presupuesto científico –que involucra a gran parte de docentes, investigadores y alumnos e influye en el pensamiento más o menos crítico que produce la universidad-, la continuidad de los juicios a represores o sobre los recursos naturales, entre otros. No es este el lugar para establecer cuánto corresponde a la experiencia kirchnerista, pero sí cabe destacar que existe una agenda moderna, que si bien coquetea con identificaciones de raigambre nacional y popular es liberal –si utilizamos la acepción del término que enfatiza en la preocupación por la expansión de la garantía de derechos -que interpela a jóvenes de clases medias, trabajadores sindicalizados y participantes en organizaciones de diverso tipo, incluso a contrapelo de los sectores más conservadores de los distintos movimientos partidarios. En segundo lugar, esta agenda incrementó la magnitud de la discusión política. Ahora bien, la contracara de este fenomeno es que aglutina a una parte minoritaria -aunque con alta visibilidad- de la población juvenil. Este mayor involucramiento político o, la activación de sensibilidades políticas latentes, tiene pocos puntos en común con la experiencia de otros jóvenes, para quienes la politica sigue pasando por otra parte, a veces canalizándose a través de otros modos de participación. Paradójicamente la alta participación de unos jóvenes no interpela generacionalmente a otros jóvenes. Incluso la presentación de los “militantes” como www.perio.unlp.edu.ar/observatoriodejovenes [email protected] - Lunes a viernes de 14 a 18 hs. Tel. 54 0221 4224090/15 int. 114 - 44 n 676, La Plata, C.P. 1900 Facultad de Periodismo y Comunicación Social parte de “otra juventud” reproduce el discurso adultocéntrico que caracteriza a parte de los jóvenes como apáticos y descreídos. Quizás la explicación se halle en la baja autonomía de estas agrupaciones, si bien de origen más informal rápidamente incorporadas como parte del juego de intereses de los partidos políticos o a favor de tal o cual gremio en ciertos conflictos. Finalmente, en tercer lugar, cabe destacar algunas mutaciones en la forma en la cual las juventudes se vinculan con la vida política. Este quizá sea el aspecto más innovador de las acciones políticas juveniles. Si años atrás era posible señalar que la política pasaba fundamentalmente por “poner el cuerpo” -en las marchas predominaban rostros masculinos, adustos, sufridos- hoy es posible observar cierta transición hacia un modo de practicar la política donde ésta cobra otros rasgos y en oposición al “aguante” se ponen en juego atributos tiladados de femeninos. Esto involucra una mayor visibilidad de las mujeres –de la presidenta para abajo- pero también hay indicios observables en, por ejemplo el uso de la tercera persona en femenino del singular para nombrar a agrupaciones que reivindican a figuras históricas masculinas (La Cámpora, La Guemes, La Belgrano, La Karakachoff, etc.). Esta cuestión se articula con –y se presenta como continuación de- la tradición más reciente de participación política representada precisamente por figuras femeninas de alta legitimidad como son las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. La política en femenino pareciera mostrar un rostro más amable, comprometido, alejado de las corruptelas que tendría la “vieja política” y, como tal, más atractivo. Este tipo de agrupaciones también permite a sus integrantes sentirse identificados/as con ellas, sin adherir al movimiento que la contiene. Estas tres cuestiones distan de ser diagnosticos definitivos y pueden leerse como tendencias que preanuncian transformaciones culturales de escala más amplia. Aún es prematuro señalar si estas mutaciones se instalarán como aspectos que modifiquen la cultura política del país; dependerá de si estas agrupaciones logran efectivamente acceder a posiciones de decisión, preservar cierta autonomía, incorporar otros modos de definir –y de resolver- los problemas de las personas jóvenes y, fundamentalmente, impulsar una agenda que contemple la heterogeneidad de mundos juveniles. Sólo así sabremos si la oleada logra solidificar espacios instituacionales de participación política o pasará, efímeramente, como parte de sectores que la impulsaron sin reconocer la diversidad de demandas del colectivo. www.perio.unlp.edu.ar/observatoriodejovenes [email protected] - Lunes a viernes de 14 a 18 hs. Tel. 54 0221 4224090/15 int. 114 - 44 n 676, La Plata, C.P. 1900