w_mills_la_imaginacion_sociologica.pdf

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Traducción de
FL<itu:lmNo M. TORHER.
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C. WRIGHT
MILLS
Sociola 4áti ~
LA
IMAGINACION
SOCIOLOGICA
PRÓLOGO DE GINO GEllMANI
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FONDO DE CULTURA ECONOMICA
MÉXIco
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L.LA PROMESA
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Hoy EN olA los hombres advietl:iI~ con frecuencia que sus vidas
privadas son una serie de alÍa~zas. ( Se dan cuenta de que en sus
mundos cotidianos no pueden vencer sus dificultad~ y en eso muchas veces tienen toda la raz6n: IQ.gue los hombres corrientes saben
directamente ~~tá
limItado por las 6Íbitas
privadas en ~n;
SIlS yjsione" J'-SUS-fac'llt;¡olllS
56 limitaJWlI habi~ escenario deLtraba!oLde~~~~
~;;;ecíAdad;
en otros
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os. se mUeyenpor
snstitu@6;;;;
espectadores.
y suanto
más cuenta se dan, aunque sea vagamente, de las ambicioneS y de
las amenazas que trascienden de su ambiente inmediato, más atra. Al
padospa~nJentirne.
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-Por .debajo dc;.esa ,sensaci6n de estar.atrap~dos..se..encuentran
C31I!biosaparenteme'!J:Ümpersonales .de la estructu!'l.!II}Lma..desociedades de aimensiones conti!!ent:\les':t:Los hechos de la historiaL.
co~temporaneason ta .
echos.-.teb AAsa' fuUf')to y al frácaso
de,hoilllln y m~eres individuales. Cuando una sociedad se industrializr,elcañipesíño se convierte en un trabajador, y el señor feu.
dal es liquidado o se convierte en un hombre de negocios. Cuando
. las clases suben o bajan, un hombre tiene trabajo o no lo tiene;
cuando la proporci6n de las inversiones auménta o disminuye, un
hombre toma nuevos alientos o se arruina. Cuando sobrevienen
guerras, un agente de seguros se convierte en \1n lanzador de cohetes, un oficinista en un experto en radar, las mujeres viven solas y
los niños crecen sin padre. Ni la vida de un individuo ni la historia de una sociedad pueden entenderse sin entender ambas cosns.
Pero los hombres, habitualmente, l!9 def:nen las :nquietudes
que;.sufien en relaCl6ñ~lós
C3..!!1bios
hist6ricos Y.. l?-U-,?!!-tradiociqnC:S_I1l_s.6.fuClonales.
Por lo común, nQ iñlpUEiriel liienestar d&
:~que-l:-qt,;lQa los gr!1),ges..Y3Ívenes
de.la-sooíeaadiñ:que Viven. Rara
; v~. c~nscientes de laiotri,!!~ada.,con~6n entre el tipo de sus !?fol p,as VIdasy el cuma de la hlstona Eel ml!!ldo,Jos.60m!?!.C1.c.omentes suelen Ignorar lo que ~nexi6n
significa para el tipo de
hombres en que se van conVIrtiendo'
ara la clase de actiVIdad
lUStónca en que pueden tener p.ª.ue. oseen
la cual'daaJi
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taTeseñciai para ¡¡erCl'birla.interrelaci6n de ombre ~ sociedád,
.de la biografla y de la histoña¡de1 yo-y-del;inun . a.- "o.pueaeñ
hacer-ffenté-á sus pro'lifetilispersoltares en lOiiñáS que les permitan controlar las transformaciones estructurales que suelen estar
detn\s de ellas.
23
J
2i
LA PROMESA
LA PROMESA
No es de extrailar, desle luego. ¿En qué época se han visto
tantos hombres expuestos a paso tan r~pido a las sacudidas de tantos cambios? Que los norteamericanos no hayan conocido cam.
bios. tan. ~tastróficos como los hombres y las mujeres de otras
sociedades,. se debe a hechos históricos que' ahora se van convir.
tiendo velozmente en "mera hiltoria". La historia que ahora afecta
a todos lOshombres es la historia del mundo. En este escenario y
en esta época, en el curso de una sola generación, la sexta parte
de la humanidad de feudal y atrasada ha pasado a scr modema,
avanz:¡da,.¡4c¡nib~
~as
políticas se han liberado, y han
surgido ó~C\Y y 'menoj(visipld formas de imperialismo. IJay revoluciones, y los 'h6m~res sIenten la opresión in tema de nuevos
tipos de autoridad. Nacen sociedades totalitarias y son reducidas
a pedazos... O triunfan fabulosamente. Después de dos siglos de
.dominio, al capitalismo se le seftala' sólo como uno de los mcdios
de convertir la sociedad en un aparato industrial. Después dc dos
siglos de esperanza, aun la democracia formal está limitada a una
porción muy pequeúa de la humanidad .. Por todas partes, el] el
mundo subdesarrollado, se abandonan antiguos estilos de .vida. y
vagas expectativas se convierten en demandas urgentes. Por todas
partes, en el mundo superdesarrollado, los medios de ejercer la
autoridad y la violencia se hacen totales en su alcance y burocrá.
ticos en su forma. Yace ahora ante nosotros la humanidad inisma.
mientras Iassupemaciones que constituyen sus polos concentran
sus esfuerzon\l~S coordinados e ingentes en prcparar' la tercera
guerra mundial>.
.
'.
La plasmacion misma de la historia rebasa actualmente la. ha.•
bilidad de los hombres para orientarse de acuerdo con valores pre.
feridos. ¿Y qué valores? Aun cuando no se sientan consternados,
los hombres advierten con frecuencia que los viejos modos de sentir
y de pensar se han ido abajo y quc los comienzos más recicntes
SOnambiguos hasta el punto de producir parálisis moral. ¿Es de
extrailar que los hombres corrientes sientan que no pueden -hacer
frcntc a los mundos más dilatados. ante los cuales se cncuentran
de un modo tan súbito? ¿~_np_p.uedan comprender el sentido de
su época en relaciÓncon SIISpropias vidas? ¿Que, en defensa dc su
~'o, se insensibilicen moralmente. esforzándose. por segnir siendo
Ilombres totalmente privados ,o particulares? ¿Es de extrailar que
estén poseldos por la sensación de haber sido atrapados?
No a £610 ",formaciÓn lo que ellos necesitan. En csta .fu\ad
del Dato la infonnación domina. COnfrccuencia SlI. atcnción..v...reb~.a_~!I.:C:;<¡úcjdad
para asimilar1il' No Son .sólodestrezasintc1ec.
"
.. ,
25
tual lo que necesitan, aunque muchas veces la lucha para consees
guirlas agota su limitada energia moral. .
)~oue-n~itan,
y lo que ellos sienten que necesitan. es una
(éÍÍalfad men! que les ayude a usar la informacióny a desarrollar
la
~onseE!!!ir[gt!1iJ!1laci.o.l1!.'S 1.!Í.ciillíid!ilo que ocurre
en-criiiü¡ídoy (le fa '1ue 'l~i~S ~t~ PSJ,!wenda..dcntm de ellos. Y
ló--queyo ine dispóiígó,i'Sostener es que lo que los periodistas y los
sabios. los artistas y el público. los científicos Y los ~.ditoresesperan
de lo que pued~.llamarse imaginación sqggl(¡gica.es precisamente
esa cualidad.'
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! La. ima.~ina~.iú.~.l..soci~I~¡:ica..perrJli~,:a_~u .P.9..s
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roa}_a.!!'p~ ..~'!.._c.!!2!!'fo
..a_slL.s.lgmfu:adn para
la Vio. ¡il,~terior y par~ la trayectoria exterior de di~ers.i_IjaºM indi- T
vlduos. Ella le permIte t<;,neren cuenta cómo los 1l}<;IIVI~.!1~,'en~1 I
tnmulto de su expericncia cOtidiana. son con freq¡~.I!.~ment¥-cOlIscicntes de sus posiciones sociales. En aquel tumulto se busCa
la ttaliJa 'de'la,6cicaaúiilooeriúi', y dentro de esa trama se formu.
lan las psicologias de una diversidad de hombres y mujeres. Por
tales medios, el malestar personal de los individuos se enfoca sobre
inquietudes explícitas y la indiferencia de los públicos se convierte
en intelés por las cuestiones públicas.
\
..El primer fruto de .esa ima inación:.:Jy la primera lección de la
I
cicñcía' socia ql!e aencarna-es-"~~e
que el individuo sólo
pue.de c.om~,:.e
..nd...e.r ~!tT.'~.r~'p¡"-~x'P~.ri.~l}g.J!-.
y."y.aluar su proplQ.des.
I
tino localizandose a SI mISmo en su época;~_que.puede--c<inocer
\
sus P!~i!t¡i.Qs.¡bilidadeS.l'n!lHridá.-:Si.có.nace.las-de-todgs..lOS indio .
viduos.que_~d!!!.llalLen-$us-cireunstaneias. Es. en muc!.OSaspectos•.
una Ieccióil terrible. y en otros muchos una lección magnífica, No
\
conocemos los. límites de la capacidad humana para el esfucrzo
supremo o para]a. degradación' voluntaria, para la angUStia o para
la alegría. para la brutalidad placentera o para la dulzura de la
razón, Pero en nuestro tiempo hemos llegado a saberque los límiles de la "naturaleza humana" son espantosamente dilatados, He.
imas IlC¡¡~.oa saber uC todo individuo vive, de una
eraci6rla
otra.e
.n una sacIe a. ue vive lIna biogra la. y que' a vive.den.tro
de una sucesl
~ nea,. oro
n u e. aun'
qííC5~ en e ucilísima
. a' a dar fo
.
al
~f$O
. tr Is!ona: :i¡¡~-eliando él está formado por la soci<jad
y E,2r su lD'pn1so blst6nco.
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.a iEJaginación sociólogic~perm~
captar la histoti~.y la
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26
LA PROMESA
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bi~ffa
Y la relación entre aml!is dentro de la socie.dad, Esa es
su tarea y su promesa. R«:mºocer ~~!.eaJ_
es'!.Ero!JJe<a es la
sellal del analista social clásico. Es l:i caractenstica de Herbert
Spencer, ampuloso;. vhbOSo, comprenSivo; de A. E. Ross, gracioso,
revelador, probo; de Augusle Comte y :£mile Durkhcim; del in.
trincado y sutil Karl Mannhcim .. Es la cualidad de todo lo que.
es intelectualmente excelente en Carlos MaIX; es la clave de la brillante e irónica penetración de ThOIstein Veblen, de las polifaeé.
ticas inte'Pretaciones de la realidad de Joseph Schumpeter; es l:1
base del alcance psicológico de W, E. H. Lecky no menos que
de la profundidad y la elaridad de Max Weber, Y es la señal de
todo lo mejor de los estudios contemporáneos sobre el hombre
y la sociedad.
.' .'
'.
.
Nin~n estudio social que no vuelva a 10u~!.Oblemasde la biografía, de ¡¡¡DlStODay de
inteaecáones"gellfr.iU1~:~~iedad,
b!J~inad,()
,Sll-i9I1lªcla-!Jltelectual. Cuale<quiera quc sean los
problemas de! analista social clásico, por IimitadClSo por amplios
que sean los rasgos de la realidad social que ha examinado, los que
imaginativamente ban tenido conciencia de lo que prometla su
o~ 'han formulado siempre tres tipos ,de preguntas:
.
,__ Ll) ¿Cuál. es la estructu~ de ~, ,sQciedad..pa.t:ticuIaLeIUU..COOjuñtli?-¿e'.!!-ªIessº-n..M.!Xl..!!!p~men.t~ciale<,
cómo ~!UelacioDaDeDro: sí? ¿En qué se diferencia de otras vaneiliíaes de organización social? ¿Cuál es, dentro de ella, e! significado de todo
rasgo particular para su continuidad O para su cambio?
.
-;..., 2) ¿Qué Jugar ocupa esta-sociedad'en Ia,mstorla humana? ¿Cu~J
es e!!JIecanisrno por el que .está cambiando? ¿Cuál es su lugar
eñél deseñvolViñiiento 'cOnjunto"ele la humanidad y qué signi.
fica para él? ¿Cómo afecta todo rasgo particular que estamos exa.
'1'
minando al periodo histórico en q.ue tiene IU.
gar, y cómo es afeerado
por él? l Y cuáles__
Sllll.1ascaracterlsticas esenciales de es~ periodo?
lE? 9ué ~i!ilierede¡¡{~.pe~~~~icüales
son sus modos carnctensticos e acer stona?
.
.
---'
3) ¿Qué'variedades de hombres. y de mujeres prevalecen ahora
en esta sociedad y en este pmodo?lY qué variedades están empeZ3ndOa prevalecer? ¿De
anera.. son seleccionados y formados,
I~dos
y reprimidos, sensibiliza os y em~~os
u clilses de
"naturaleza
humalla"
se
tevelan
en
m
con
üc
y
el
ca
cter que
{
obse,!Yllmosen esta sociedad y en estc;~Odo? ¿YCiiaJ es el significado para la "nafuriíleza humana" de todos y cada uno de los
rasgos de la sociedad que examinamos?
, Ya sea e! punto de interés un Estado de gran poderlo, o un
talento literario de poca importancia, una familia, una prisión o
LA PROMESA
27
~,
','
1,.
un credo, ésos son los tipos de preguntas que han formulado los
. mcjores analistas sociales. Ellas constituyen los pivotes intelectuales de los estudios clásicos sobre el hombre y la sociedad, y SOn
'las preguntas que inevitablemente formula toda mente que posea
imaginación sociólógica. Po ue esa ima .n ción es la ca acidad
de
r de una
tiVa a otra.
.
.ca a la Esicológica, .c!ciexa.lIle,'!..uc:..1J.,!~_~Qm.ili:!,a la estimación comparativa de
i
. )ClS.p.resUpuestos nacionales del mnndo.-deJa
esOlela teológica al
?lr'~ establecimiento_mUitar,.!Id_~hJ.diº_d~_1a_J.gdustria
del lletróleo
e ~;f ' [email protected]!:S!a,S!ID.t.t:mP!L~1a
capacidad de pasar de ~
' >-transformaciones más impersonales'y remotas a laS caradeñSñcas ,.
(mH ..I"h!D'!.* del.:~ .J1EJI1allil,~de ver las re~ciones entre ambas cosas. DetiáSae su uso e.tá slem&re la neces.d~de ~h.er s'
nificado...mcial e
hlsfóDco
dd jodi:dno en la
soc:
adel
£t
periodo
en que_ti~e su cualida!is-~,l! ser.
. ." .
En suma, a esto se debe que los hombres esperen ahora captar,
por medio de la imaginación sociológica, 10 que está ocurriendo
.en el mundo y comprender 10 que' está pasando en ellos mismos
corrio puntos diminutos de las intersecciones de la biograffa y de
.lahistoria dentro de la sociedad. En gian párte, la conciencia que
de s( mismo tiene el homhre Contemporán~ como de un extraño
por 10 menos, si no como de un e-.<:tránjeropermanente, descansa
sobre la cpmprensión absorta de la relatiyjdad-saciaLy...di:LpQdcr
trnnsfofll)ªdoukE-bistoria.
La imaginación sociológica es la forma más fértil de esa conciencia de si mis o. Por su uso, hombres
cuya
'
o an recorrido una serie de órbitas limita.
das, con frecuencia llegan a tener la sensaciÓn de despertar en una
casa con la cual. sólo habían supuesto estar familiarizados. Correc.
ta o incorrectamente, llegan a creer con frecuencia que' ahora
pueden' proporcionarse a s( mismos recap.tulaC,lones aderoa-das,
~maclOneséOherentes,
onent?ciOl;;¡j11!!p1iiis;, Andgtias decisiones, quc en otro bempo parcclan s das, les parecen ahora produetos de mentalidades inexplicablemente oscuras, Vuelve a
adquirir agudeza su capacidad de llsombrarse. Ad nieren un modo \
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La distinción mas flUc"
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era la imaginación sociologica es U1Z.1S
la uehace entre '1,,' in li.e u es ersona es dcl
medio" y . os ro tnaS.públicos..deJ.a estructura socia . Esta
1
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28
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LA PROMESA
LA PROMESA
distinción es un instrumento esencial de la imaginación sociológica y una carad~:.I.'~.e
tOda.o.brn.cl.ásica. en...cienci~ sO.cia!.
Se presentan,-l,liqUJetu
en e1carácter de. tl.!I-.!!'dlvlduoyen el
im~ito de_~s i~J¡¡l:JOnes.IIline"i~t~scon,Qtrbs; #~éñJelación
con.
su ~
COn(as á.rs;t.LjjIDita~¡¡e..yjda.;,rociaL<¡qUQ!!~lrecta
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. En c~~~cja,..el.!:nunciadojY}a
~lu_ción
dé esas inquietud . corres~de prQP.lam.eiífe.all~JYi~.como
. c!llií,fj'[I>jQf ~ y en rii!diI]l.º!J:o_de.:Su_amblcotecinmediato:
eUiiim¡fo social dnectamente. 9.9,icrto a su c'pcrienciLpetsona1
y, en CIertogrndo, a su actividad delibernda. Una inquietud es un
asunto privado: los valoreS amados por un iridividuole parecen
a éste '1
amena,.ados.
. ." .
Los 'Problem
se rcIaciona!L~Qjj..mateéÍ.~ue
tra,~~i~deJl del
amh~n,tLt>c:a del individuo ,y,..deLá¡nbitll...dc..s.u.v.ida
¡!!tc,~..
Tie:...
nen quc"ycr_~onla organi7.aciónde muchos ambientes dentro de las
instituciones,de.¡jtia~.socieMdhislórica'c¡isu conjunto, con las man.~.~Ull...que diferentes rnedJos se imJ1r.ic~ne jntcTcoctraILpara
fomlar la estructura ma~,~,!,JI!'\"I.
dcJujda_social-<:-histúrica . ...Y.JL_
pi!>blema es un asunto público:,e .advicrte que" cstá amenazado'
un varor-amado por la. gente. Este debote ,carece cO,n frccucncla
de enfoque, porque está en la natmaie,,, n"'<ma de un problema,
a difercncia de 10 que ocurrc con la inquictud oun más gcncrali.
zada, el que no se le pueda definir bicn' de acuerdo' COnlos .ambicn'
tes inmediatos y cotidianos de los.hombrescorrientcs. F.n realida,d,
un 'problema implita muchaucc.c~.una_c.!~is_.e.!1-~~_ªiSpo.itivos
i~stjtuclona%O y con ~~cia
implica ta~bi~~, 10 ~e los niarxlstas llaman contradICCIOnes"o~Ugolllsmos
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Consideremos a esa luz el dcscmpleo. Cuando en u.na ciudad
de 100000 habitantes s6lo carece de trabajo un hombre, eso cQnstituye su inquietud personal, y para aliviarla atendemos propiamente al carácter de aquel hombre, a sus capacidades y a sus oportunidades inmediatas. Pero cuando en una nación de 50 millones.
de trabajadores 15 millones carecen de trabajo, eso .constituye
problema, y no podemos esperar encontrarle solución dentro del
margen de oportunidades abiertas a u-nsolo individlio._ Se ha venido abaiQJa~.JJctura
misma de oportunidades. 1..~to el enun.
ciádo correcto del problema como el margen de soluciones_posibles
nOsooliga-a conSIderar las iñstifÜci6i1es-econ6micas:YpºJttis:~
la socleaaa;_y_na..meIJ!mentfliiSíru-:iCióii-yer'c:irkt~_ personalesde individuos-&lle1tos.
Vcamos la guerra. El problema personal de la guerra, cllando .
so presenta, puede estar en cómo sobrevivir o c6mo morir con hn-
u~
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29
nor, cómo enriquecerse con eUa, cómo trepar a lo más alto del
aparato militar de seguridad, o cómo contribuir a ponerle término. En suma, encontrar, de acuerdo con los valores que uno
reconoCe, una serie de ambientes, y dentro de eUa sobrevivir a la
guerra o hacer significativa la muerte de uno en eUa. Pero los problemas estructurales de la guerra se refieren a sus causas, a los tipos
de hombres que lleva al mando, a sus efectoS sobre la economiay
la poHtiea, sobre la familia y las instituciones religiosas, a la irresponsabilidad desorganizada de un mundo de Estados-naciones:
Veamos el matrimonio. En el matrimonio el hombre y la mujer pueden experimentar inquietudes personales, pero cuando la
proporción de divorcios durante los cuatro primeros afios de matrimonio es de 250 por cada 1 000, esto es prueba de un problema
otructural que tiene que ver con las insti.tuciones del matrimonio
y de la familia y con otras relacionadas con eUas.
O veamos las metrópolis: el horrible, hermosa, repugnante y
magnifico desparramamiento de la gran ciudad. Para muchas personas de las clases altas, la soluci6n personal del "problema de la
ciUdad" es tener un departamento con garage privado en el corazón de la ciudad, y a cuarenta millas de eUa una casa proyectada
por Henry HiII con un jardín diseiíado por Garrett Eckbo, en un
terreno de cuarenta hectáreas de propiedad personal. En esos dos
ambientes controlados -con un pequeñO cuerpo de servicio en
cada extremo y una ~omunicación por helicóptero entre e11os-, la
mayor parte de las personas resolverla muchos de .los problemas
de ambiente personal causados por los hechos de la ciudad. Pero
todo eso, aunque esplénqido, no resuelve los problemas públicos
que el he.cho estructural de la ciudad plantea. ¿Qué habrla que
hacer con ese maravilloso monstruo? ¿Fragnlentarlo en unidades.
diseminadas que reuniesen la residencia y el lugar de trabajo?
.Dejarla como es, con algunos retoq\lcs? ¿O evacuarla y volarla
con dinamita, y construir ciudades nuevas de acuerdo con planos
y lugares nuevos? ¿Cómo scrlan esos 'planos? ¿Y quién va a decidir y a realizar lo que se elija? I!sos son problemas estructurales;
haccrles frente y resolverlo's nOSobliga a examinar los problemas
politicos y económicos que afectan a innumerables mcdios..
Mientras una economia esté organizada de manera que haya
crisis, el problema del desempleo no admite una solución personal.
Micntras la gllcm sea inherente al sistema de Estados-naciones Y
a la desigual industrialización del mundo, el individuo corriente
en su mcdio restringido será impotente -con ayuda psiquiátrica
O sin ella- para resolver las inquictudes que este sistema. O falta
de sistema le impone. Mientras que la familia co~o iJ1stitu86n
;c'
..,.,.
30
LA PROMESA
LA PROMESA
convierta a las mujeres en esclavas queridas ya los hombres en sus
jefes proveedores y sus dependientes aún no destetados, el problema de un matrimonio satisfactorio no puede tener una solución
puramente privada. Mientras la megalópolis superdesarrollada y
el automóvil superdesarrollado Se:ln IlISgosconstitutivos de la sociedad superdesarrollada, los problemas de la vida urbana no podrán resolverlos ni el ingenio personal ni la riqueza privada.
El nuestro es un tiempo deJlJlll~r
e indiferencia, pero aún
no formulados de manera que permitan el trabajo de la razón y el
juego de la sensibilidad. En lugar de inquietudes -definidas en
relación con valores y amenazas-, hay con frecuencia la calami.
dad de un malestar vago; en vez de problemas explícitos, muchas
veces hay sólo el desalentado sentimiento de que n:lda marcha
bien. No se ha dicho cuáles son los valores amenazados ni qué
es lo que los amenaza; en suma, no han sido llevados a punto
, de decisión. Mucho menos han sido formulados como proble: mas de la ciencia social.
.
En los aÍlos treinta apenas se dudaba -salvo en ciertos circulas de negocios alucinados- que había un problema económico
>que.era también un haz de inquietudes personales. En los argu"mentos .acerca d~ ::1a crisis del capitalismo", las formulaciones de
Marx y las numerosas re-fonnulaciones de su obra probablemente
.asientan los principales términos del problema, y algunos indivi.
duos llegan a comprender sus inquietudes personales en relación
con tales términos. Los valoreS' amena;<ados eran fáciles de ver
y estimados por todos; las rontradicciones estructurales que los
amenazaban también paredan fáciles. Ambas cosas' eran amplia
y profundamente cxperimentadas. Fue una edad poHtica.
Pero los valores amenazados en la era posterior a la segunda
Guerra. Mundial, muchas veces na son ni ampliamente reconocidos
como 'valores ni se advierte de un modo general que estén amena.
.zados. Muchas inquietudes privadas no son fommladas; mucho
malestar ublico m.
¡Mnes deen~srr.e Importancia estruc!!!E. __
n(!. egan_nunca.a.s¡:r"'p.!.oble!'1~.Pll... ICOS. Para qUienes
aceptan valores hereditarios, como la razón y la libertad, es el
maleStar mismo lo que constituye la inquietUd, es la indiferencia
misma lo que constituye el problema. Y estasituaciótl de malestar
e indiferencia es lo que constituye el' signo' distintivo de' ,nuestro
tiempo.
'".
Todo esto es tan sorprendente, qne muchas veces es interpretado por los observadores como un'cambio en la clase misma de
los problemas que ahora reclaman ser formulados. Se nos dice
con frecuencia que los problemas de' nuestra década, o aun las
crisis de nuestro tiempo, han salido del campo externo de la economla y se relacionan ahora con la calidad de la vida individual,
en realidad con el problema de si tardará mucho en dejar de haber
algo que pueda llamarse propiamente vida individual. No el trabajo ele lo, lIiÍlos, sino los libros de historietas, no la pobreza, sino
el ocio en masa,. son los centros' de interés. Muchos grandes
problcmas públicos, lo mismo que muchas inquietudes .privadas,
Lo que experimentamos en medios diversos y especlficos es,
COmohemos observado, efecto de cambios estructurales. En consecuencia, para comprender los cambios de muchos medios personales, nos vernos obligados a mirar más allá de ellos. Y el número
y variedad de tales cambios estructurales aumentan a medida que
las instituciones dentro de las cuales Vl~" os se extieild~
se
rel:rCJonanJnás..ill~ncadamente entre si . Darse cuenta deja ¡'dc:1
.... de estructura sogal' y usarla con sensat es ser capaz ite'"descu~~re:o~vi;'C::.=~;ó.r~~!~~d
de medios; y ser cá~z
3
¿Cuáles son en. nuestro tiempo los mayores problemas para los
públicos.y las inquietudes clave de los individuos particulares?
Paro formular problemas e inquietudes; debemos preguntarnos
qué valores SOn preferidos, pero amenazados, y cuáles preferidos
.y apoyad~s por las tendencias características de nuestro tiempo.
TantCl.en el caso de amenaza como en cI de apoyo, debemos preguntarnos qué contradicciones notorias de la estructura pueden
est9~~~J:~asgcnte
estim~ un~£la.Ae
valQr~ y_no ad~ierte
nin~na ,amenaza contra el~os,._.~.~t1!!le~~.1?i~n~tgl~,'
« :mindo
estima unos valores y advierte que están amenazados, eXperimenta
una crisis, ya como inquietud persooal;-ya-cqmo'l'rol>lema-plÍl>lico.
Y1í'eIlo afecta a todos sus valores, experimenta la amenaza total
del pánic.21
.
Pero supongamos que la gente no sienta estimación por ningún
j'gciba
ninguna amenaza. Esta es la experiencia de la .
,ind~eren~ cual, si parece afectar a todos los valores, se conVliil ¿ en palla. Supongamos,. en fin, que no sienta estimación
por ningún valor, pero que, no obstante, perciba agudamente una ;.
amenaza. :£sta es la experiencia del flldlest<IT, de la ansiedad, la .
cual, si es suficientemente total, se convierte en una indisposición'
mortal no especifica.
)
I
I
1
i
~
1
31
,
32
33
LA PROMESA
.,1'".
LA PROMESA
se definen co.~~::~ueSiion~
llpsiquiátricas", con frecuencia, según
parece, en un ,intento patético de evitar los grandes problemas de
lo sociedad moderna. A veces esta afirmación patece descansar
sobre un angosto, interés provinciano que sólo' tiene en cuenta
las sociedades occidentales, o, quizás sólo a los Estados Unidos,
ignorando, de eSa suerte, las dos terceras partes de la humanidad;
muchas veces, también, divorcia arbitrariamente la vida individuar
de las grandes instituciones dentro de las cualcs se desenvuelve esa
vida y que cón frecuencia pesan sobre ella más penosamente que
los ambientes Intimos de la infancia.
Los problemas del ocio, por ejemplo, ni siquiera pueden formu.
la"", sin tener en cuenta los problemas del trabajo. Las inquietudes de la familia relativas a los libros de historietas no puedcn
formularse como problemas sin tel\er en cuenta la situación de la
familia contem!"Jránea en sus nuevas relaciones con las instituciones más recientes de la estructura social. Ni el ocio ni sus usos
enervantes pueden entenderse como problemas sin reconocer la
medida en que el malestar y la indiferencia forman actualmente
el clima social y personal de la so-:iedad norteamericana contem'
poránea. En ese elima no pueden plantearse ni resolverse problemas de "la vida privada" sin lerier en cuenla la crisis de ambición
que forma parte de la carrera misma de mn<hos hombres que
trabajan en una econoinía de grandes compañías b empresas.
Es verdad, como constantemente sClÍalanlos psicoanalistas, que
can frecuencia las gentes tienen "la sensación creciente de ser
movidas por fuerzas o,curas que actúan dentro de ellas misma, y
que son incapaces de definir". Pero no es verdad, como dijo
En;est Joncs, que "el principal enemigo y el principal peligro dcl
hombre es su misma indócil naturaleza y las fuerzas ocultas reprimidas dentro de él". Por el contrario: "el principal peligro" para
el hombre reside hoy en las fuerzas ingobernables de la sociedad
contemporánea misma, con sus métodos impersonales de produc.
ción, sus técnicas envolventes de dominación política, su anarquía
internacional, en una palabra; COI! sus penetrantes transformaciones de la "naturaleza" misma del hombre y las, condiciones }'
finalidades de su vida.
La primera tarea polltiea-e.intekctual -porque aquí coincide!l
ambas cosas- deLcientifico.~ial coonJjs~ehoy en poner en elaro
los clcmS.ll!~..flJ'1malcstaiy la' indiferencia contemporaneos. €sta
es 'lademanda ceñiíiirque le hacéii"Iorótronrnbajadores
de la
cultura: los científicos del mundo físico y loS artistas, y en general toda la comunidad intelectual. Es a causa de esta tarea y de
esas demandas por lo que, creo yo, las ciencias sociales se están
.' convirtiendo en e! común denOminador de nuestro periodo cultu.,ral,y la imaginaCión sociológica en la cualidad mental másneee'saria,"
'
,"\:1 .; ~,;,.
'
, ., ..•. :4-
a
,: E[Itodas las épocas intelectuales tiende
convertirse en común
dCflominador de la vida cultural determinado ,estilo de pensamien", , ,to. Es cierto que hoy en dia muchas modas intelectuales se difundCfl'ampliamente para ser abandonadas por otras nuevas en el
, curso de uno o dos años. Esos entuSiasmos quizá sazonan el juego
". cultural, pero dejan poca huella intelectual, si es que dejan alguna.
No puede decirse lo mismo de modos de pensar como la "fisica
newloniana" O la ''biología darwiniana". Cada uno de estos uni;
versos intelectuales se convirtió en una influencia que llegó mucho
:¡, más lejos que cualquier esfera especial de ideas y de fantaslas.
En relación con ellos, o en relación con cosas derivadas de ellos,
~, sabios desconocidos Y comentaristas de moda rc-Cflfocan sus obser.
vaciones y re-formulan sus problemas.
"
En la época moderna, las ciencias fisicas Y biológicas han sido
~
el principal común denominador del pensamiento serio y de la
:'1"
metafisica popular, en las sociedades de ,OCcidente. "La técnica de
laboratorio" ha sido el modo consagrado de proceder y la fuente
,
de la seguridad intelectual. €se es uno de los significados de la
"
idea de un común denominador intelectual: los hombres pueden
" ' formular sus convicciones más poderosas según sus términos. Otros
, términoS y otros estilos de pensamiento parecen meros vehlculos
:'
i
i
i
r
i " de escape y oscuridad.
"El
"
"
ue revalezca un común denominador no si i£ica naturalmerite, .<Lu•eno ~
n otros es os e ~,:,miento
y otros 'pos
de sensibilid~d.Lo que quiere deCir es que ToS intereses m1:eleotWiTesmas generales tienden a entrar en su ámbito, para ser formulados en él más rigurosamente Y pensar, una vez formulados as\,
que si nO han tenido solución, por lo menos han sido llevados
adelante de un modo provechoso.
'
Creo yo que la imaginación sociológica se está convirtiendo
. • en el principal común denominador de nuestra vida cultural y en
',' su rasgo distintivO. Esta cualidad mCfltal se encuentra en las ciencias sociales y psicológicas, pero va mucho más allá de esas disci, plinas tal corno ahora las conocernoS. Su adquisición por los individuos y por la comunidad cultural en general es lenta y Cfl
ocasiones torpe; muchos científicos sociales mismos la desconocen
----
..
34
LA PROMESA
LA PROMESA
por completo. Parecen ignotar que el uso de esta imaginación es
centtal pata mejotar el ttabajo que pueden hacer, que por no
desarrollarla y emplcarla dejan de responder a las esperanzas cnl.
turales que se tienen. en ellos y que las ttadiciones clásicas de sus
diversas disciplinas ponen a disposición de ellos.
Pero las cualidades de esta iinaginación son regularmente exi.
gidas en materias de hecho y de moral, en el trabajo literario y en
el análisis político. Se han convertido en rasgos fundamentales
de esfuerzo intelectual y de sensibilidad cultutal en una gran
diversidad de expresiones. Los buenos criticos son ejemplos de
. ~ cualida~es, lo mismo que los periodistas serios, yen, realidad
i
BeJuzga segun ellas la obra de unos y otros. Las categonas populares de la cdtica -muy intelectual, medianamente intelectual o
sin pretensiones intelectuales, por ejemplo- ahora son. tan socio~
lc',;cas por lo menos como estéticas. Los novelistas -cuya obra
.
seria encarna las definiciones más. difundidas de la realidad hu.
mana- poseen con frecuencia esta .imaginación y se esfuerzan
en satisfacer la demanda de ella. Por medio de ella, se busca
'.
orientar el presente como historia. A medida que las imágenes
.
de la "naturaleza humana" se hacen más problemáticas, se siente
.
cada ¡ez más la necesidaQ..dtl~tar
atención más estrecha, •.pero
I
más.lmiginativa, a las prác..ti~.Y.1i ..las'catáStrofes sociaks que
lev?.!!!. (~que, ,..,.oldea'ÜJª-.~t]JFleza .~eU!Q!!,))!e_
en este tiempo _
de Il!!Iwe d. CIVIlv de confllcto I.d.
eolÓg¡CO
.. Aunque alguna.s veces
.,
se mamfiesta la moda de intentar usarla, la imaginación socio:
lógica no es una mera moda. Es una cua1idad~_tal ~ue parece
pr'l!!1.!<~!...~e.,la
man"-~!!'~~E'm~_C!Jª..E!'rnprensi6n
nuc:stras
prop,ias reall¡¡aJl\',L¡"til!1~.ieJªcjÓJLCon . .las m~~:'iii:íip1i~..reali.
:
dlldes sociales. No es meramente una cualidad mental más entre
~. el margen contemporáneo de sensibilidacles culturales: .~ la cua.
Iidad cuYO uso más amplio y ro~tJt.ábil ofrece.!a promesa de 9ue'
todas esas sensibilidaJles -y de hecho la taZÓ" humana mlsmalIC&,"!Tan
s" representar un papel más importante en los asuntos
humano.
-
¡
.1
!
¡
e
--....-
El significado cultural de la ciencia Elsica;...el mayor y más
antiguo común denorninador- se está haciendo dudoso. Como
estilo intelectual, la ciencia flsica empieza a ser considétada por
muchos como algo insuficiente. La suficiencia de los esh10s cien.
tlficos de pensamiento y sentimiento, de imaginación y sensibili.
dad, ha estado, naturalmente, desde sus odgenes sometida a la
dada religiosa y a la controversia teológica, pero nuestros padres
y abuelos cientificos han reducido esas dudas religiosas. Las dudas
3S
hoy corrientes son 'profa~ás, ,humanistls, ,1 Con frecuencia absolutamente confusas. Los progresos recientes de las cieiicias fisicas
-con su climax tecnológico en la bomba H 1 los medios para
ttansportarla- no han sido sentidos como soluciól) a n-ínguno de
los problemas ampliamente conocidos 1 profuiidiímentc ponderados por comunidades intel~tuales 1 públicos cUl~Ílrales muy
dilatados. Esos progresos han sido consideradps, corrcctamente,
como resultado de una investigación altamente especializada, e in.
correctamente como misterios maravillosos. Han suscitado más
problemas -tanto intelectuales como morales- que los que han
resuelto, y los problemas que han planteado radican casi como
, pletamente en la esfera de los asuntos sociales, 1 no físicos. La
conquista manifiesta de la naturaleza, la supcración de la escasez,
las sienten los hombres de las sociedad\'S superdesarrolladas como
cosa virtualmente acabada. Y ahora",en esas sociedades se eree
que la ciencia ~principal instrl1rp~nto de esa conquista- vaga a
su antojo, sin objetivo, y que nec,esita ser revalorada.
La estimación moderna por lacicncia en gran parte ha sido
meramente supuesta, pero ahora el ethos tccnológico y una especie ,de imaginación ingenieril asociados con la ciencia probablemente parecen más temibles y ambiguos. que esperanzadores y
progresivos. ,Natutalmente, no es eso tOdo lo que hay en la
"ciencia", pero se teme. que llegue a serlo. La necesidad sentida
de revalorar la ciencia física refleja la necesidad de un nuevo denominador común. Es el sentido humano y el papel social de la
ciencia, sus consecuencias militares y comerciales, su sigiiificación .
política, 10 que está experim~ntando una revaloración confusa.
Los progresos científicos de las armas quizás lleven a la "necesi.
dad" de reajustes políticos del mundo; pero esa "necesidad" no se
cree que pueda satisfacerla la ciencia Elsicapor sí misma.
Mucho que ha pasado por "ciencia" se'tiene ahora por filosofía dudosa; mucho que se considera como "verdadera ciencia" se
cree. con frecuencia que sólo pioporciona fragmentos confusos
de las realidades entre las cuales viven los 'hombres: Está muy
difundido el sentimiento de que los hombres de ciencia ya no
trata.n de representar. la realidad com
.. o un tod.o o de trazar un ~
bozo real del destino humano. Además, la "ciencia" Jes..parece
a muchos no tanto un ethos ereador y una' orientación, como un
ju
'lIlIrcientfft'clB mane
. .
dasJ)()r om res econfu!ilstas Y militares que ni encarnan ni coroprendeñlacienc,a
como ethos
orientación. Entretanto, los
En so os qu
a an en nom re e a CIenCIaCOn frecuencia la
convierten en "cienticismo", sosteniendo que su experiencia es
I
;6
cualidad... particulannente valiosa para percibir relaciones entre los
fenómenos sociales: la cualidad de la finneza. Estaba demasiado interesado en el presente para ser un buen historiador, era demasiado
teórico para ser novelista, y vela demasiado la literatura como documento de la cultura de una época o de un pais para ser un critico de
primera fila... Su obra sohre la' literatura.inglesa es menos un ~tudio
de la literatura inglesaque un.Cbmentario sobre la moral de la sociedad
inglesa y un vChiculode su'positivismo.' .Es un tcórico soCial,antes.
que nada.'
. ",
.
idéntica a.la experiencia humana y que únicamen~e con sus métodos puedcn resolverse los problemas humanosJ Con todo eso,
muchos trabajadores culturales han llegado a pen::.r que la "ciencia" es un Mesias falso y pretencioso, o paila menos un elemento.
marcadamente am~iguo de la civiliza<:ión
..moderr¡a~ . .
.... ~;;'
Pcro, segú~ larr;se de C. P. SI;~W, hay "dos. culturas;;: I~ .
científicá y .la humanista. Ya como historia o como drama,
}'3 como biografía, poesía o novela, la esencia de la cultura humanista ha sido la literatura. Pero ahora se insinúa cOllfrecuencia
que la literatur;¡' seriase ha convertido en un arte secundario.
Si es así, no es solamente por el crecimiento de los públicos de
masas y de los medios de comunicación para las masas, y por to¡!o
lo que eso significa para la prodl,lcción literaria seria. Se debe
. también a la cualidad misma de la historia de nuestro tiempo
y a los tipos de necesidades que los hombres sensibles advierten
que reclaman aquella cualidad.
¿Qué novela, qué. periodismo, qué esfuerzo artistico puede
competir con la rcalidad histórica y los hechos poHticos de nuestro'
tiempo? ¿Qué visión dramática del infierno puede competir con
los acontecimientos de la guerra en el siglo xx? ¿Qué' acusaciones ..
morales pueden afectar. a la insensibilidad de hombres en la ago-:.
nia de la aCumulación primaria? Es la realidad sOCiale histcSrica:..
lo que los hombres necesitan conocer, y muchas veces no encuentranen la literatura contemporánea un medio adecuado para
conocerla. Quieren hechos, buscan su significado, desean un "grall'
pan'1rama" en el cual puedan creer y dentro del cual puedan llegar.
a comprenderse a si mismos. Quiercn también valores orienta,
dores y maneras apropiadas de sentir y estilos de emocicSny vocabularios de motivación. Y no encuentran eso fácilmente en la
literatura de hoy. No importa que esas cualidades debanen.cOlltrarse allí; lo que importa es que con frecuencia no las encuentran'
allí los hombres.
En el pasado, literatos en función de críticos y de historiadores
escribieron notas sobre Inglaterra y. sobre viajes a los Estados
Unidos. Se esforzaron por caracterizar sociedades en su conjunto
y de discernir su sentído moral. Si Toct¡uevtlle o Taine vivieran
hoy, ¿no serian sociólogos? FOrlnulándose esta pregunta acerca
de Taine, un reseflador de The Times (Londres) dice:'
Tainevio siempre al hombre primordialmente como un animal
social y la sociedad como una colección de grupos: sabia observar
minuciosamente,era.un trabajador de campo infatigable y posefa una
37
LA PROMESA
LA PRO~IESA
I
*á
~
j
Que haya sido un "literato" más bien que lm "cientlfieo social",
atestigua quizás el dominio sobre gran parte dc la ciencia social
del siglo XIX ejercido por la búsqueda celosa de "leyes" supuestamente comparables a las que nos imaginamos que encuentran lós
cientlficos de la naturaleza. A falta de una ciencia social ade.
cuada, los críticos y los novelistas, los dramaturgos y los poetas
ban sido los principales, si no los únicos, formuladores de inquietudes individuales y hasta de problemas públicos. El arte expresa
esos sentimientos y a veces se conccntra en ellos -co los mejores
momentos con dramática agndeza-, pero no aún con la claridad
intelectual necesaria para su comprensión y alivio en la actualidad. El arte no formula ni puede formular. esos sentimientos
como problemas que contienen las inquictudes y las dudas a las
que los hombres tienen que hacer frente ahora si han de vcnccr
su málestar e indiferencia y las insufribles angnstias a qúe conducen. En realidad, el artista muchas veces no intenta hacerlo.
Además, el artista serio experimenta él mismo gran inquietud, y
le iria bien con alguna ayuda intelectual y cultural de una ciencia
social animada por la imaginación sociológica.
.
.
.,
5
Mi propósito en este libro es definir el significado de las ciencias
sociales para' las tarcas culturales de nuestro tiempo. Deseo especificar las clases de esfuerzq que. están detrás del desarroUo de la
imaginación sociológíca, indicar lo que eUa implica para la vida
política y para la vida cultural, quizá sefialar algo de lo que se
necesita para poseerla. Deseo, de esa manera, aclarar la naturaleza y los usos de las ciencias sociales en la actualidad, y dar' un
limitado informe de su situación contemporánea en los Estados
Unidos.'
, Timu LiterarrSupplmtent, 15 de noviembrede 1957.
2 Siento la necesidad de decir que prefiero con mucho la expresión '105
estudiOs sociales" a la de "'las ciencias sociales", no porque no me agraden
••.
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'~',.
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LA PROMESA
38
LA PROMESA
. En cualquier momento dado, tiaturalmente, la "ciencia social"
consiste en lo que están haciendo los científicos sociales debidamente reconocidos; pero no todos ellos están, de ningún modo,
haciendo lo mismo; en realidad ni siquierd hacen cosas del mismo
género. La ciencia social es también lo que han hecho los científicos sociales del pasado; pero cada estudioso de estas materias
elige una determinada tradición de su disciplina. Cuando hablo
de ''la promesa de la ciencia social", espero que esté claro que me .
refiero a esa promesa tal coma yo la veo.
Precisamente ahora hay entre los cultivadores dc las ciencias
,
los científicos del mundo físico (por el co~trario. me agradan mucho). sino
porque la palabra "ciencia" h, .dquirido gran prestigio y un sentido más bien
!
l
Impreciso. No siento ninguna necesidad de restarle prestigio ni de hacer aún
mtnOS preciso su sentido us4ndola amio una metifora filosófica. Pero sos.
pecho que si esmbo ")os estudiOs 'sociales"; los lectores penS:lrnn sólo era la
teoría del gobierno civIl de las es'Cuelas superio~. q!J,C; es, de todos los campos
de la sabiduría humana, el l\nico con el q\lc deseo ev:itar toda clase de asocia.
cióu. '"Las ciencias de la conducta" es seno1larncnte imposible; supongo que
esta denominación fue concebida como un medio de propaganda para con.
seguir diDClO destinado a investigaciones sociales de las fundaciones y de los
diputados que confunden "ciencia social" con "socialismo".
La mejor den~
Qlinación debe incluir la historia (y la psicologia. en la Inedida en que se refiere
a seres humanos),. y ha de prcstar!c a discusion(.'S, 10 menos posible, porque
nosotros argumentamos con palabr.ls, peto no luchm~os acerCd de eUas. Quizás
iris bien "disciplinas humanas". Pero ni pens~II::lo. Con la espenm7.a de no
ser demasiado ampliamente mal interpretado, me atengo al uso c.:on"cuido y
empleo la consagrada. expresión de "ciencias socialcs".
,
..
Otr.l cosa mis: Espero que .mis colegas acepten l~ e"presión "imaginación
soóológica". .Los cultivadores de las ciencias polltiCil5 que han leído mi
manuscrito sugieren la denominación de "imaginaci6n política"; y los antropólogos 13 de "imaginación an~opológiC:l", y - as; succsiv:nnentc.
Las pabbras
importan menos que la idea, 13 c\1al espero
se .ac13r:tcl. en el decurso. de
este libro. Con su ~..p.le.o_l.'Jo_q~i~o.l_
deide uego, sugerir meramente la dis.
. ciplina acadMiica llamada "sociol~gla"~lucho
la hase significa
'1ue
r:
Cli:J:r;:re
ra mI ftb 10"'&D en abSOluto fos sociólogos. En Ing aterra, por ejemplo,
sociolog(a como, disciplina académica es todavía algo marginal. pero en
buena parte del periodismo, de la novela y sobre todo de la hi5tori~ ingleses,
la imaginación sociológica est&. ciertamente, muy bien desarrolbda. Cosa
an.llogo.ocurre en Francia: I:••to la confusión como l•• ud,eia del peusamiento francés desde la segunda Guerra Mundial descansan sobre su sentí.
miento de las características sociológicas del destino dd hombre en nucstro
tiempo; pero esas tendencias las S\utenmn liretatos más bien ql1e sociólogos
profesionales. No obstante, empleo 13 £tase .'imaginación sociológica" porque:
1) cree el zapatero remendón que no h.y mb que cuero, y par' bien o ara
mal yo soy un sociólogo;2) creo que históricamente esa cualidad menta ha
oído poselda m~ frecuentemente y de manera más vivid. por los sociólogos
eUsicosque por los demh cultivadoresde las ciencias soci.les; 3) puesto que
YO'J a enminar c:óticameo.te muchas escuelas sociológicas curiosas, necesito
UD tmnmo conbario en que apoyarme.
f
r'
I
39
sociales urunalestar muy generalizado,. tanto intelectual como
moral, por la dirección' que parece ir tomando la disciplina de su
elección•. F:~e malestar, así como las infortunadas tendencias que
.contribUYen a producirlo, forman parte, según supongo, de un
malestar general de la vida intelectual contemporánea. Pero
quizás el malestar es más agudo entre los cultivadores de las
ciencias sociales, aunque no sea más que por el dilatado alcance
de la promesa .que guió gran parte del trabajo anterior realizado
en su campo, por la naturaleza de los asuntos que trata. y por la
urgente necesidad que hoy se siente. de trabajo significativo Y de
importancia.
.
No todos sienten ese malestar; pero el hecho de que muchos
no lo sientan es en sí misnu:f caUsa de nuevo malestar entre Jos
que no olvidan la proméS:Í Yson bastante honrados para no admitir la pretenciosa\O!:diocridac:l de mucho de lo que se hace. Dicho
con toda franqueZa, espero aumentar eSe malestar, definir algunas
de sus fuentes, contribuir a trausfotniarJo en un apremio espeeífi~ para comprender la promesa de la ciencia social y limpiar
.eLlerreno para empezar de nuevo: en suma, indicar algunas de las
tareas que hay que hacer y los medios disponibles para hacer
el.trabajo que hay que hacer hoy.
El concepto de la ciencia social que yo sustento no ha predominado ÚJtimamellt~:.....•
~ concepto se opone a la ciencia sü?al
co,moicon unto de téemcas ouroctáticas ue 1m Iden la mvestigación SOCIacon sus pretenslQ)"tes me
ue
n
.ODan
el trabaJó con conce too oscurantistas o ue lo trivializa . resá
uenos ro emas sm r el n co los ro
as
. 'públicamente importantes. Esos impedimentos, oscuridades y
mVlahdades han próducli:lo actualmente una crisis en los estu.
dios sociales, sin que sefialen en absolutÓ..un .camino para salir
de ella.
..
.
Unos cultivadores de las ciencias sociales insisten en la necesidad de "equipos técnicos de investigación", otros en la primada
del investigador individual. Unos 'gastan mucha energ[a en el
refinamiento de los métodos Y las técnicas de investigación; otros
piensan que han sido abandonados lós tipos doctos del artesano
intelectual Y que deben ser rehabilitados ahora. Unos desarrollan
su trabajo de acuerdo con un rlgido conjunto de procedimientos
mecánicos; otros tratan de desarrollar, incitar y emplear la imaginación sociológica. Algunos -adeptos del alto formulismo de la
: '~teorla"- asocian Y disocian conceptos de maner.i que a otros les
parece extraña; y estos otros apremian paia
la elaboración
de pala,
.. ;... ,
40
bras sólo cuando es manifiesto que ello amplía cI alcance de la
sensibilidad y aumenta el ámbito del ('_zonamiento.' Unos estudian estrictamente sól6ambientes en peqnefia escala, Can la esperanza de "armar" 'despuéscon esas piezas concepciones de estrue.:turas mayores;otros examinan I3s estructuras sociales cn que tratan
de "situar" muchos medios pequefios. Unos, olvidando por coml'leto los estudios comparativos; estudian sólo una pcqueña comunidad en una sociedad yen un tiempo; otros trabajan directamente
. y de un modo plenaiilente comparativo las estructuras sociales
. de las naciones del mlirido. Unos limitan sus' rigürosas investigaciones a secuencias muy reducidas,.de. asuntos. humanos; otros se
interesan en problemas que sólo se'advierten en una larga pcrspcctiva histórica. Unos especializan su trabajo' de acuerdo con compartimientos académicos; otros, saltándosc todos los comparti.
mientos, se especializan por asuntos o problemas, sin tener en
cuenta dónde están situados académicamente. Unos atiendcn a
la diversidad de la historia, de la biografía, de la sociedad; otros no.
Esos contrastes, y muchos más de tipo parecido, no son necesariamente verdaderas altemativas;aunque. en el calor de la 'con.
troversia o en la indolente seguridad' de la especialízación se les
tome por tales. En este puntó, yo meramente los enuncio de un
modo inicial, para volver a ellos al final de este libro. Tengo la
esperanza, desde luego, de que se dejarán vcr todas mis tcndcncias O prejuicios personales, porque los juicios. que Jormule serán
explicitas. Pero también intento, independientemente de mis propios juicios, enunciar los significados cultürales y 'politicos dc la
ciencia social. Mis prejuicios no son, naturalmente; ni más ni
menos prejuicios que los que vaya •.""miria" ¡Que quicnes no se
cuidcn de las míos usen su oposición a ellos para hacer los suyos
tan explicitos y tan reconocidos comO tales, como yo trataré de
hacer los míosl Entonces se reconocerán los problemas' morales
del estudio social -el problema de la ciencia sóCÍal como problema público--, y se hará posible.1a discusión. Entonces cada
uno se conocerá mejor a si misma; lo que es, desde luego, condi.
eión previa para la objetividad en la empresa de la ciencia social
en su conjunto. .'
.
Creo, en resumen, que lo que puede llamarse análisis social
clásico es una serle de tradiciones definibles y usables; que su
caracteristica esencial es el intetés por las estructuras sociales históricas; y que sus problemas tienen una relación directa con los
urgentes problemas públicos y las insistentes inquietudes humanas.
Creo también que hay actualmcnte grandes obstáculos en el camino del>t continuidad de esa tradición -tanto dentro de las
11
LA PROMESA
LA PROMESA
I
¡
~
I
II
;,.
t
ciencias sociales como en sus ambientes académico y politicD-;
pero que, no obstante, las cualidades mentales que la constituyen,
se están. convirtiendo en un denominador común de nuestra vida
cultui~l.'general Y que, aunque vagamente y bajó una confusa
~':Iriea:~ade disfraces, están empeza¡¡do a dejarse sentir como una
neeé$idad. .
.
. Muchos profesionales de la ciencia social, especialmente en los
Estados Unidos, me parecen curiosamente renuentes a aceptar el .
reto que ahoia se les lanza. De hecho, muchos abdican las tareas
intelectuales y políticas del análisis social; aIras, indudablemente,
no están a la altura del papel que, sin embargo; se h'lD asignado.
En ocasiones casi parecen habcr acogido deliberadamente viejas
astucias y producido nuevas tilJlideces. Mas, a pesar de esa resistencia, h atención inteleetl1al Y la atención pública están ahora
tan ma'nifiestami:nte fiiadcibre los mundos sociales .que se supone
<lue ellos estudian, que hay que reconocer que se encuentrari por
única vez ante U\13 oportunidad .. En esa oportunidad se rC"e1an
la pro!J)csai!ltekclual. de las:ciencias sociales, los usoscullurales
de Jainiáginación soCiológica y el sentido político de losesludios
sobre \"1 'hombfe y la sociedad.
.
.,'
6
De un modo bastante embarazoso para quien se ~onfiesa sociólogo,
todas las infortunadas tendencias (salvo quizás una) que estudiaré
en 105 capítulos siguientes caen dentm,de lo que gener:l1m'ente se
considera "el' campo de la sociología", aunque la abdicación culo
tural y política qne impli~ari indudablemente caracteriza a -gran ..
parte del trabajo di~rio' dé otras ciencias sociales. Haya lo que
haya de verdad. ~n.d¡'sciplinas tales como las ciencias políticas y
la eeonomí~,),n.l:i historia y la antropología, es evidente que hoy
en los Estados Unidos lo que se conoce con el nombre de sociología' ¡éha convertido en el centro de reflexión acerca de la ciencia social. Se ha convertido en el centro de interés en cuanto a
los métodos; y también encontramos en ella un interés extremado
por la "teoría general". Una diversidad de trabajo intelectual
verdaderamente notable ha entrado a tomar parte en el desarrollo
de la tradición sociológica. Interpretar esa variedad como. una
tradición es audaz por sí mismo. Pero quizá se admita generalmente que lo que ahora se reputa trabajo sociológico ha tendido
a moverse en una o más:de tres direcciones generales, cada una
de las cualC5 está expuesta a ciertas deformaciones ..
;',l
:>
-+2
LÁ'p'&oi¥ESA
LA PROMESA
Tendencia 1: Hacia' una leorla de la historia. nr ejemplo,
en marios de Comte, como en las de Marx, Spencer y Weber, la
sociologla es una empresa enciclopédica, relativa a la totalidad
de la 'vida social del hombre. Es al mismo tiempo httórica y
sistemática: histórica porque trata de materiales del pasaio y los .
empIca; sistemática porque lo hace con objeto de diS'inguir
''\as etapas" del curso de la historia y las regularidades de l. vida
social.
La teorla de .la historia del hombre puede ser deformada rauy
fáCIlmente y convertirse en un estrecho molde trans.histórico en
el cual se meten a la fuerza los materiales de la historia humana
y del cual salen visiones proféticas (por lo general sombrlas) del
futuro. Las obras de Amold Toynbee y de Oswald Spengler son
ejemplos bien con!JCidos.<,1
Tendencia 11: Hacia una teona sistemátit<l de "la naturaleZa
del hombre y de la sociedad".. Por ejemplo, en las obras de los
formalistas, principalmente Simmel y Von Wiese,1a sociologia
trata de conceptos destinados a servir para clasificar todas las rela~.
ciones sociales y penetrar sus caracteristicas supuestamente invariables. En suma, se interesa en una visión más bien estática y
abstracta de los componentes de la estructura social en un nivel
muy elevado de generalidad.
. '..
. Quizá por reacción contra la deformación
la Tendencia l,.
~ historia puede ser .totlllmente abandonada: ~Ia teorla sist~mática de la naturaleza del hombre y de la SOCIedadse conVIerte
con facilidad excesiva en un formalismo complicado y árido en el
que la descomposición de conceptos y.>USinterminables recolOposiciones y combinaciones se convierte en la tarea central) .Entre
los que llamaré Grandes Teóricos, las concepciones se han convertido verdaderamente en conceptos. El ejemplo contemporáneo
más importante en la sociología norteameriCana es la obra de
Talcott Parsons.
4é
Tendencia 111: Hacia el estudio empírico de los hechos y los .
problemas sociales contemporáneos. Aunque Comte"y Spencer
fueron los soportes de la ciencia social norteamericana hasta 1914
aproximadamente, y la influencia teórica alemana fue grandcz..1a
acti~£!i:ilEl--!l'~_fu~d.~~tal
en los Estados Unidosdes<le
tietnJ?os tem?ranos. En parte sedéliio estoaliaber SIdo anterior
la-consagraCloo académica de la economía y de la ciencia polltica. Dado esto, en la medida en que es definida como el estudio
de algún sector especial de la sociedad, la sociologia se convierte
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fácilmente en una especie de trabajador suelto entre las ciencias
sociales ocupado en. estudios misceláneos de sobrantes académicos.
Hay estudios' de ciudades'y de familias, de relaciones raciales y
étnicas, y, desde luego, de "pequeños grupos". Como veremos, la
miscelánea resultante se convirtió en un estilo de pensamiento que
examinaré bajo el dictado de "practicidad liberal".
El estudio de los hechos contemporáneos fácilmente puede
convertirse en una serie de datos de aíll1)¡éme sin felación-entre
si X con frecuencIa inslgmficantes. Muchos cursos docentes de
sOClologlanorteamencanapueden servir de ejemplo; pero quizás
lo revelen mejor los libros de texto relativos a la desorganización
social. Por otra parte, los sociólogos han tendido a hacerse especialistas en la técnica de la investigación de casi todo. Entre ellos,
los métodos se han convertido en metodologla. Gran parte de la
. obra _y más aún del ethos- de George Lundberg, Samuel Stouffer, Stuart Dodd y Paul F. Lazarsfeld son ejemplos actuales. Estas
tendencias -de dispersar la atención y cultivar el método por el
método- son dignas compañeras entre si, aunque no se den necesariamente juntas.
.
Las peculiaridades de la sociologla pueqen entenderse como
deformaciones de una omE de sus tendeñclas tia¡¡¡clonales.-Pero
también sus promesas pueden entenaerse en relacióñcon esas tendencias. En los Estados Unidos se ha .producido actualmente una
especie de amalgama helenistica que incorpora diversos elementos
y. finalidades de las sociologias de .las diferentes sociedades occidéntales. El peligro está en que, en medio de tanta abundancia
sociológica, otros cientificos sociales se impacienten tanto, y que
los soci61ogossientan tanta urgencia. de "investigar", que pierdan
el do;ninio' sobre un legado verdaderamente valioso. .Pero hay
tambIén una oportunidad en nuestra situación: la tradición sociológica contiene las mejores formulaciones de la plena promesa de
las ciencias sociales en conjunto, as! como algunas realizaciones
parciales de ellas. El matiz y la sugerencia que los estudiosos de la
sociQlogía pueden encontrar en sus tradiciones no pueden resu- .
mirse en breves términos, pero el investigador social que las tome
en sus manos quedará ricamente recompensado. Su dominio sobre
ellas puede convertirse rápidamente en nuevas orientaciones para
su propio trabajo en la ciencia social.
.
Volveré a ocuparme de las promesas de la ciencia social (en los
capltulos vn a X, después de haber examinado algunas de sus
deformaciones más habituales (capltulos D a VI).
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